septiembre 08, 2011

Ángel

“..si mi mirada no le dijo absolutamente nada, qué mas queda por hacer?”

Ángel se mueve de un lado a otro en su pequeña habitación. Son las 3:00 am y no quiere conciliar el sueño. Es tanto el dolor que lleva por dentro que ni dormir le consuela. Ahora solo el insomnio le acompaña por las noches y le quita un poco la amargura.
Se agarra la cabeza, vuelve a caminar de un extremo a otro, impaciente. Un aire de tensión absoluta se respira en ese lugar. Su corazón bombea sangre a una velocidad agobiante y sus manos poco a poco se comienzan a enfriar.
Vuelve a escribir en el papel y arroja la taza de té contra la pared.

“Hasta el día de hoy los sueños me atormentan. Siento miedo de que se oscurezca porque cuando llega la noche se descuelga  también su recuerdo, como si fuera hace minutos que la vi, sabiendo que era la última vez.”

Entre tanto pesar y estremecimiento, Ángel sabe que esta noche no será igual a las demás, sabe que es la última.