octubre 06, 2011

si te amo ¿qué amo?



Sin confundirse. La palabra “amor” engloba más que una emoción. Son momentos, situaciones, circunstancias difíciles, aceptación, sinceridad, decisión, confianza, sonrisas, un lenguaje distinto. Requiere de un esfuerzo supremo por querer hacer perfectas las imperfecciones del otro. Es comunicación con leves gestos, es erizar la piel con solo escuchar su voz.
Quieres amar, deja que te amen.
Quieres olvidar, da un paso al costado.
Quieres sentirte amado, valora a las personas que tienes a tu alrededor.
Quieres superar un mal amor, no te des por vencido.

Podemos enojarnos, frustrarnos, gritar, no hablar, estar en desacuerdo o discutir, mas cuando existe un amor verdadero, sincero y sin condiciones, este sentimiento es capaz de derrotar cualquier adversidad. Si no es así, cuando amamos, ¿de verdad te amo?

Todos buscan el amor, todos encuentran el amor pero no todos logran darse cuenta de que lo hallaron.
El amor se oxigena con suspiros, día a día con suspiros.

septiembre 08, 2011

Ángel

“..si mi mirada no le dijo absolutamente nada, qué mas queda por hacer?”

Ángel se mueve de un lado a otro en su pequeña habitación. Son las 3:00 am y no quiere conciliar el sueño. Es tanto el dolor que lleva por dentro que ni dormir le consuela. Ahora solo el insomnio le acompaña por las noches y le quita un poco la amargura.
Se agarra la cabeza, vuelve a caminar de un extremo a otro, impaciente. Un aire de tensión absoluta se respira en ese lugar. Su corazón bombea sangre a una velocidad agobiante y sus manos poco a poco se comienzan a enfriar.
Vuelve a escribir en el papel y arroja la taza de té contra la pared.

“Hasta el día de hoy los sueños me atormentan. Siento miedo de que se oscurezca porque cuando llega la noche se descuelga  también su recuerdo, como si fuera hace minutos que la vi, sabiendo que era la última vez.”

Entre tanto pesar y estremecimiento, Ángel sabe que esta noche no será igual a las demás, sabe que es la última.

julio 31, 2011

Reciclaje

¿Se acordará de mi cuando camine por las frías calles que frecuentábamos, al oír la típica canción que nos hacía reír, comer en momentos inapropiados?
Puede ser que extrañe el apodarla de distintas maneras, corregir sus faltas ortográficas o abrigar su cuello antes de despedirme.
Despejar los cabellos de su pálido rostro, dibujos en hojas anexas.
Confieso que a veces suelo buscarla en mis recuerdos, pero estos cada vez se llenan más y más de polvo y cenizas.                  
Recuerdos que brillan por su presencia, recuerdos que lloran su  ausencia.
¿Se acordará de mi cuando el dolor se haya ido?
Ya no soy el mismo que la enamoró, pero sigo siendo aquel.

junio 27, 2011

Círculo vicioso

No hay persona más amada que aquella que produce eco en mí palpitar.
Esto no es una afirmación, simplemente esto es.
No sé si tengo tripas en vez de corazón pero me encuentro abollado, más de lo normal
Al menos para mí nunca llegará el día en que me arrepienta de algo que no hice, lo siento por ti.

La sonrisa no me sienta bien pero de alguna manera me sirve para evadir explicaciones.
Ahora, como método anticonceptivo comienzo a suprimir cada palabra que te hace alusión, tratando de generar acuerdos entre el corazón y la razón.

No digas que me quisiste, eso es un insulto para la gente que ha querido de verdad.
Solo ten en cuenta que no fuiste tú la que decidiste partir, fui yo quien te dejó ir.
Se agotaron los puntos suspensivos.


mayo 19, 2011

tiempo otoñal

No hay tristeza que dure una eternidad, no somos eternos.

Sin tristeza no hay felicidad y sin felicidad no existes tú.
Aunque sin quererlo ni esperarlo hoy siento algo diferente,
Es que ya el dolor se empieza a convertir en cansancio,
Duele y agota a la vez, y así me quedo sin nada.

Revivo en cantidades superlativas las veces que callaste un “te quiero” mío,
Las veces que te guardaste un abrazo mío en tus bolsillos o la vez que cambiaste una leve caricia mía por un suspiro disimulado.

Tus cabellos en tu rostro no esconden las ganas tuyas de mí.
Pero el tiempo no pasa en vano, las horas dejan su rastro conmigo.
No exagero, lo repito las veces que ya no sean necesarias,
No te preocupes, si hoy estoy llorando es solo porque lo necesito.

Sin más, leo el lenguaje de tus ojos
Olvidas lo lindo que no pudo ser.
No hago comparaciones ni quiero que me perdones
Y puede ser la última vez que me veas llorar.

Solías reír si te miraba de esa forma particular
Oyes como late mi corazón?
Mis ojos se cierran sin tu mirada,
Solo espero que la luna te inspire y te acuerdes de mí
Te quedas conmigo esta noche?


abril 25, 2011

Blanco

Es dolor real, dolor del bueno, de ese que no encuentras en centros comerciales.
Dolor que sin avisar te enfría el cuerpo y estremece tu pecho.
Muchas veces supera la línea de lo permitido y poco a poco se va volviendo algo físico, invitando también al alma.
¿Cómo podría sentir todo esto en vano? ¿Cómo podría resignarme?
A veces solo falta creer que el tiempo no es la solución, que ya es hora de actuar, porque definitivamente me aburren las comparaciones, se vuelve mi obsesión el querer compararte con todo lo bueno que me pasa y que siempre salgas ganando tú.
Por ahora no puedo dejar de pensar en lo que me faltaría por hacer, aunque seguramente ya no falte nada.
Tampoco es tan terrible, después de todo es un dolor con el que se aprende a vivir a cada instante, hasta que llega la noche, su madrugada y te extraño...
No se trata de amar ni de olvidar, se trata de verte feliz…lo eres realmente?

Imagínate probar el chocolate por primera vez y luego no poder probarlo jamás.
Por estos días el frío se hace cada vez más intenso, estar contigo siempre resultaba tan dulce..

abril 18, 2011

me preguntas, qué quiero?

Quiero verte de madrugada, Quiero largas horas de insomnio juntos
Quiero que te seques con mi toalla, Quiero que compremos el pan
Quiero entrar sin golpear, Quiero una película junto a la estufa
Quiero mi oído en tu abdomen, Quiero que seas feliz
Quiero que me abrigues en las noches, Quiero que siempre sea temprano
Quiero que juguemos con ella, Quiero que veas como le aconsejo
Quiero que escojas mi corbata, Quiero escoger tu perfume
Quiero quedarme despierto, Quiero canciones
Quiero días de otoño, días de invierno
Quiero exceso de confianza y falta de pesimismo
Quiero verte despierta mientras duermo, y besarte
Quiero desempañar el espejo, Quiero acariciar el contorno de tus ojos
Quiero desordenar tu orden, Quiero aprender a cocinar
Quiero desayunos en la noche, Quiero sin testigos
Quiero impregnar tu olor en mi ropa, Quiero un paraguas para los dos
Quiero tu cabello en mi almohada, Quiero lágrimas conjugadas
Quiero culparte de mis atrasos, Quiero que se parezca a ti
Quiero compartirte, solo conmigo
Quiero ser tu último beso, Quiero sábanas de piel
Quiero susurrarte al oído,

Quiero té, quiero



nuestro tuyo

(A mi amiga)


 Te veo parado en la esquina un tanto indiferente, pero a pesar de todo aún siento ese escalofrío de nuestro primer encuentro. Una mirada profunda y tus labios ya comenzaban a humedecer poco a poco los míos en un juego sublime que no quería terminar. Solo bastó un segundo y toda mi vida se resolvía en ti.

Cuando el sol caía y dejaban verse las estrellas mi pensamiento se fijaba en nosotros y no importaba lo que sucediera a mí alrededor.
Fueron tantos los momentos vividos que no existe un libro que aguante tanto amor. Era un lenguaje que nos hacía únicos, conversaciones infinitas sin saber de que hablábamos, caricias delicadas que me estremecían en las noches, tu mano rozando mi piel mientras mis muslos se perdían en tus piernas, tu respiración ardiendo en mi cintura, tu sudor abrigándome por completo, la unión de dos cuerpos donde el espacio y tiempo se reducían en un colchón y el tic tac incesante del reloj que en el silencio se combinaban al igual que nuestras almas. Lo único que deseaba era amarte y ser tuya para siempre.
Ahora, con dolor, te sigo observando y parece que todo pasa más rápido que antes. Mi mente vuela buscando alguna respuesta a nuestro final, pero no quiero darme cuenta que yo fui la que no se atrevió a dar el siguiente paso.
Se que pedir “perdón” no cambiará nada, pero quiero que donde quiera que estés  sepas que nuestro amor nunca tendrá un final pues tu aroma sigue conmigo y mis ojos aun brillan por ti.



abril 15, 2011

Cotidianidad


Como las ganas de escribir de repente es la vida que sin freno pasa frente a nuestros ojos.
La belleza de lo simple, tus pasos al andar.
Varios registros que se unen por horas sin darnos cuenta.
Un libro abierto y un vaso vacío no es un mundo completamente aparte, es mi vida sobre el árbol.
La transpiración que brota de los poros como la esencia de nuestro esfuerzo. La quietud del cepillo.
El segundero del reloj es una bomba de tiempo y tu beso, sin palabras..
No existe el sonido, todo es silencio ensamblado.
Caminos diferentes pero en la misma dirección, siempre hay alguien que nos espera al final de este.
¿Que puede tener en común el alma y el cuerpo, el día y la noche, tu labios y los míos? 
Fueron creados para en algún momento encontrarse.

abril 12, 2011

El placer de mi dolor


¿Qué puedo decir cuando ya esta todo dicho?
El pájaro vuela a su nido buscando cariño, yo corro buscándote a ti.
En esa búsqueda me encuentro sólo,
Queriendo ser yo mismo e intentando no dañar tu alma.
Pero ahí estas tu, hiriéndome sin darte cuenta y yo convirtiendo esas heridas en placer,
Tan solo por el hecho de que provienen de ti y
Tan solo porque no estoy contigo.

Cae la lluvia y con ella mis ganas de seguir.
Que distinta sería la vida si te tuviera a mi lado,
Porque después de todo tu eres mi vida
y sin ti solo vuelvo a la triste rutina de buscarte día a día,
sabiendo que te tengo, pero que aún no logro encontrarte.

“¡No te hagas la sorda!” Mi interior le reclama,
“¡No te hagas el mudo!” responde el corazón.
Pero, ¿Qué puedo decir cuando aún no he dicho nada?
Lo sé bien, eres demasiado para mi,
Pero al menos déjame sentir el dolor de tu partida,
Porque estoy seguro que eso sí lo merezco.





abril 10, 2011

Grito desenfrenado


Quisiera poder dormir en tu cama y soñar tus sueños, desvelarme con tus desvelos sin sentido, transitar tus senderos más íntimos y a pesar de todo imaginarte despierta.
Quería que tus sueños se confundieran con los míos creando una utopía y no dos caminos paralelos.
Que dijeras mi nombre mientras dormías y que en la mañana tu primer pensamiento fuera con el fin de idear la excusa para encontrarnos.
Que mi sonrisa fuera el condimento de la tuya, que tus lágrimas no opacaran la luz de tus ojos y que tu cabello rozara delicadamente mi piel.
Que tu olor me embriagara en esas gélidas noches de invierno y que el calor de tu voz permitiera que mis huesos no se debiliten

Que fuera yo el dueño de tus suspiros y tu la dueña de mi aire.
Que me convirtiera en un adicto empedernido a la dulzura de tus besos y a la ternura infantil de tus caricias.
Que al momento de abrazarte pudiera sentir como va subiendo la intensidad de tus latidos, llegando a confundirse con los míos, y que ese momento fuera eterno.
Que nuestras manos se unieran como las dos piezas restantes de un puzzle infinito y que bastara solo una mirada para expresarnos el amor, sin necesidad de mover nuestras bocas.
Quisiera que al contemplarte lograras empañar ese vidrio que ahora nos separa, pero es inútil pues solo mi llanto es el que lo termina por empañar. Lo vuelvo a limpiar, te miro y vuelvo a llorar.


Lo que deja el tiempo

Otra noche mas sin poder dormir
Y sentir que se va el tiempo sin poder conciliar el sueño.
Sentir el silencio, que ya no es silencio,
Quebrajado por el sonido de mi respiración y mis latidos. 


Las estrellas de mi techo poco a poco van perdiendo su brillo, 
Y el sonido de un auto veloz con el ladrido lejano de un perro crea una melodía disonante
Comienzo a cerrar los ojos y abrir mi corazón. 
Me duermo con el susurro de su voz y su figura en mi interior.


Suena el despertador..




Séptima Sinfonía


12 de la noche. Suena la sonata para piano n°14 en Do sostenido menor, de Beethoven. Puerta cerrada. Del techo cuelga una soga firmemente amarrada a mi cuello en una actitud desafiante. Las teclas del piano suenan tan normales como si fuera un día común y corriente. La madera cruje pero no me intimida. Ya no siento nada, solo se que mañana no va a ser otro día. Se apaga de a poco mi sueño y de repente la silla que sostiene mi abatido y desproporcionado cuerpo ya no resiste y tiende a desnivelarse y a ceder a la gravedad. Hay un cambio de velocidad en la obra y mientras siento que mis venas rompen y atraviesan los tejidos de la piel de mi rostro cada vez va subiendo la intensidad de esta hermosa sinfonía del sordo maestro, pero la oigo extrañamente más lejana que segundos antes, parece que una pequeña llama se va consumiendo poco a poco como el sonido de mi corazón que ya no se donde fue a parar. Veo una serie de imágenes que me dejaron marcado alrededor de toda mi vida. Ya no escucho nada, solo desde mi perspectiva logro ver mi cuerpo desnudo atado a una cuerda que en fracción de segundos cae al suelo. Mi familia forcejea la puerta y logra entrar pero no da crédito a lo que sus ojos ven, pues es obvio que gracias a ellos esta pieza va a sonar eternamente en mis oídos. Se produce un silencio perpetuo. 


Me encuentro en la sala de clases otro desagradable día lunes, después de otro desagradable domingo, cortesía de mis amados padres, aunque a esta altura tendría que de alguna manera haberme acostumbrado a sus expresiones autoritarias, pues ellos quieren lo mejor para mi. Lamentablemente este cliché se esta transformando parte de mi diario vivir; “Solo queremos lo mejor para ti querido hijo”, ¿De donde vendrá esa filosófica idea?, ¿Quien habrá sido el genio que la usó primero?, y digo genio porque parece dar resultado, por muy ridículo que parezca. Escucho a lo lejos mi nombre y no me queda otra opción que elevar mi brazo hacia el cielo y decir “presente”, pero en mi interior surge una pequeña mueca de risa, estoy presente pero nadie lo nota, soy solo un cuerpo usando un lugar en el infinito espacio. Empiezo a imitar un piano sobre el pupitre, empiezo a ejecutar la sonata n° 14 de Beethoven, mi maestro, era mi destino escucharla eternamente. Extrañamente comienzo a sentir las sensibles y pesadas teclas sobre las yemas de mis dedos. Ahora logro escuchar a lo lejos como esta obra empieza a tomar su respectiva forma y estructura. Me equivoco, pero la comienzo denuevo. Me concentro, pero me veo rodeado de gente ajena a mi realidad, eso me asusta, se ven todos tan felices que me llega a dar asco verlos dialogar en conjunto como si nada pasara a su alrededor. Sus padres de seguro los apoyan en sus decisiones, en sus decisiones para elegir que futuro seguir, pero este no es el caso mío. Yo quería y era mi sueño convertirme en un músico. Quería sentir la ovación del público al escuchar a mi orquesta sonar tan armónicamente como el bello trinar de los pájaros en una mañana de primavera. Quizás no habría llegado a ser un músico recordado por la gente, o quizás si. Nunca lo sabré. Lo que si logré saber con certeza es que no voy a experimentar jamás el de hecho de haber tenido la oportunidad de demostrarle a mi familia y al mundo que existo, pues la música era lo que me mantenía vivo, era mi aire, mi todo, y si a alguien le quitan todo, si le quitan lo que mas ama en el mundo, difícilmente puede siquiera mantenerse en pie. Simplemente la música me hacia persona. 

No se como pero la hora parece volar. Afuera del aula veo la delgada silueta de mi profesora de historia, quien es una maestra de la música, pero que se inclinó por las ciencias sociales debido a que fue madre soltera a muy temprana edad, y con estudios de música no le alcanzaba según ella para su sustento y el de su hija. Por eso no me casé nunca, y no me casaré por el motivo que todos ustedes conocen; ya no existo y nunca existí en realidad. La profesora se acerca hacia mí tratando de decirme algo con su mirada; quiere que la siga hacia algún lugar pero no se adonde. Me mantiene intrigado hasta que me lleva a el último lugar del colegio, donde nadie puede vernos, solo para decirme de que ya sabe como hacer cambiar la errada opinión de mi padre, pero no le presto mucha atención ya que se que esto es imposible; mi padre quería convertirme en un médico famoso, lo que el nunca logro ser, su frustrado sueño de niño, pero mi amada profesora insistía en que encontró la forma de doblarle la mano y mientras habla, mientras salen de sus labios sus dulces palabras, mi corazón se contrae de una manera tan grande que no entiendo como puedo mirarla a los ojos, como puedo seguir respirando el mismo aire que ella respira, me pregunto como no he encontrado aún la forma de decirle o de tratar de explicar lo que siento hacia su persona, pero mi mente desentraña un no rotundo, es imposible, y si a pesar de esto pudiera sacar o expulsar de mi toda esa cobardía que llevo dentro desde el momento en que nací y lograra expresarle mis sentimientos, los mas probable es que no me creyera, o intentaría creerme pero solo lo tomaría como un capricho de un joven inmaduro. 

Mi amada termina de darme su método, pero le digo que es mas fácil bajar la luna del cielo que hacer lo que ella me pide. Ella quiere que yo componga una pieza musical dedicada exclusivamente a ellos y representarla en un gran evento, con una gran cantidad de autoridades y público. Le digo que no, pero ella insiste y me dice que yo solo me encargue de componer y que ella se preocupaba de lo demás. Me quedo en silencio, y me da una semana para pensarlo. Me dirijo a casa. 

Abro los ojos y veo una guitarra a mis pies, una armónica en mi velador, un bellísimo piano en la esquina, una flauta traversa colgada atrás de la puerta de mi pieza y unas cuantas partituras en la alfombra creando una mágica atmósfera. Me enorgullezco al saber de que todo lo que he contemplado, todas estas creaciones del divino Dios, las obtuve producto de mi esfuerzo, claro, mis padres jamás invertirían un peso en fomentarme lo que ellos denominan “Locura temporal”. Me levanto, voy al baño, me visto y me voy. Solo me han bastado 14 minutos. No alcanzo a desayunar, es muy tarde. Camino por la calle, el motor de los autos, el silbido del viento, el crujir de las hojas de los árboles al ser pisadas, la suave llovizna y el ladrido de un perro crean una dulce armonía, pero nadie lo nota. Después de haber caminado 4 minutos, llego al colegio. Me siento observado y a la vez ridículamente paranoico. Camino apresuradamente a mi aula cuando me encuentro de frente con mi amada profesora, y ella me pregunta si he pensado en lo que me había dicho. En ese momento digo lo primero que se me va a la mente; le manifiesto de que me gustaría intentarlo, pero que en vez de tocar una de las tantas obras mías, quería interpretar la 7º sinfonía de Beethoven, pues era mi favorita. Ella accede y queda todo firmado, ya me he comprometido. Pasan las horas y empiezo a asustarme al saber de que tendría que convencer a mis padres de que asistieran a mi concierto. Mi padre era el mas difícil de convencer, ya que mi madre no tenia opinión propia, y solo le llevaba el amén en todo a el, para que no se enojara con ella y no le diera una de esas golpizas que le propinaba cuando se mostraba en desacuerdo frente a alguna opinión que el expresaba. Quizás de ahí viene mi herencia de cobardía que arrastro desde el mes de junio, hace 17 años. 

La profesora de filosofía nos explica la tarea para mañana, pronuncia un cínico “Hasta luego alumnos”, y quedamos en libertad de acción, pero no quiero llegar a mi casa. La rutina cada día me carcome mi ser interior. No tengo amigos y en nadie en quien confiar, solo la música me da razón para existir. Llego a mi casa y abro el piano. Le paso tecla a tecla un fino paño para quitarle el polvo y todo rastro de suciedad. Luego me pongo a ensayar la sonata n° 14. No se porque la ensayo si la conozco mas que a mi propia vida. Me cuestiono y me cuestiono hasta que llego a la conclusión de que quizás lo hago para seguir con la maldita rutina. 

Golpean la puerta de mi pieza e ingresa mi hermano mayor, ese maldito hijo de perra que siguió sus estudios en el área que el deseaba de niño, el área de las comunicaciones, específicamente periodismo. Le pregunte que andaba buscando, pero no termine de hilar las frases cuando vi que su puño se acercaba a mi rostro con una velocidad endemoniada. Instantáneamente caigo derrotado al suelo. Intento recobrar el conocimiento cuando recibo una fuerte patada en el estómago y otra en la espalda. Quedé inmóvil, sin poder decir ni una palabra. Luego me toma del cuello de mi camisa, algo percudida y desteñida por el sol, y me dice que debía hacer lo que mis padres ordenaban, seguir mis estudios en la carrera de medicina. Me grita diciendo que no podía y no iba a negarme a la voluntad de mi padre. Luego me azota contra la pared, me escupe tres veces en la cara y se va con un aire triunfador. La sonata n°14 resuena en mis oídos. Intento dar un primer respiro y lo logro. Me recuesto en mi cama. Mi camisa, antes desteñida, ahora toma un oscuro color rojo granate, al igual que mis manos. Me siento en el piano e intento repasar la obra. Poco a poco las teclas van tomando el color de mi camisa ensangrentada. Se me resbalan las teclas debido a que se encuentran completamente cubiertas de sangre. Dejo el piano un momento y decido quitarme la ropa. Ahora, desnudo otra vez trato de comenzar a ensayar cuando mi madre y mi padre interrumpen bruscamente en mi privacidad. Alcanzo a percibir atrás de ellos el rostro preocupado de mi hermano. Pensé que al fin habían descubierto la gran golpiza que había recibido de parte del, lo abusivo que fue siempre conmigo,!al fin se hacía justicia! pero no. Mi madre fingiendo algún grado de preocupación me pregunta como me fui a resbalar en el baño. Mi hermano, tomando una actitud similar a la de mi profesora de filosofía, dijo que el iba entrando a mi pieza pues pretendía invitarme a un café, cuando entonces sintió un fuerte remezón. Según el explica, corrió desesperado para verme e intento reanimarme. Luego bajó apresuradamente y les aviso a mis padres. Después de estas explicaciones no hice nada más que seguirle el juego, para no ganarme más golpes desenfrenados de su parte, una cobardía al igual que la de mi madre hacia mi padre. Extrañamente después de escucharlo llego a un punto en que logro creer todo lo que el dice. Se me pasa por la cabeza de que mi hermano debía haber estudiado teatro. Me surge la duda si habrá estudiado lo que el deseaba, pero rápidamente vuelvo a centrarme en mi realidad. Al final el quedó como un héroe y yo otra vez como un estúpido. Al fin dejan mi pieza. Mi padre pone su mano sobre el hombro de hermano. Mi madre no hace más que retirarse callada y cabizbaja. 

Otra vez solo. Vuelvo a intentar practicar la sonata. Llevo 14 minutos tocándola y solo me quedan 16 segundos para finalizarla. Ahora quedan 14 segundos y pienso en que no necesito necesariamente un piano para ensayarla, sino que mi mente puede actuar fácilmente como cualquier instrumento. Quedan 4 segundos y alcanzo a dar un último suspiro. Termino la obra, abro la ventana y lo primero que logro divisar es a una pareja, que afirmados en un frondoso árbol se besan apasionadamente como si el mundo llegara a su fin. Me surge la figura de mi amada profesora de historia y rápidamente llegan a mi cerebro pensamientos descabellados en relación hacia ella. La llamo por teléfono solo para escuchar su voz, pero en fracción de segundos me encuentro hablando muy relajadamente y conversando de cosas que parecerían ilógicas pero que con ella al otro lado del teléfono se convertía en el tema mas importante que había hablado jamás. Le propongo juntarnos para conversar acerca del concierto y afinar ciertos detalles, a lo que ella accede con gusto, entonces nos veríamos a las 20:00 en un bar que muy poca gente frecuenta, al cual le llamaba el “bar de la brisa marina”, por muy cómico que parezca. Nos sentamos y le ofrezco un trago, pero ella me dice que no tenía porque pagar, y que ella invitaba. Yo, que había sacado gran parte de mis ahorros de toda la vida no acepté que ella me dijera y propusiera tal cosa, así que luego de una pequeña discusión la logre convencer de ser yo quien se pusiera con el pago final. Empezamos hablando de cualquier otro tema que no tenia ninguna relación a lo que veníamos, pero en fin. Después de una hora le dije que me costaba entender como ella iba a actuar y persuadir a mis padres para que asistieran a este evento, pero ella tranquilamente me responde que todo estaba controlado, que tarde o temprano ellos se tenían que dar cuenta de lo mal que habían actuado y que no podían seguir ignorando el talento que llevaba conmigo. Luego le conté de que el tema estaba listo, que me lo sabía casi desde el momento en que había nacido, entonces no podía ensayarlo mas, así que le pregunte que día se efectuaría el concierto. Ella lo piensa 14 segundos, me surge la duda y me responde que tenía todo listo y que si quería podía ser incluso mañana. En ese instante se me vino a la mente la imagen de mi padre diciéndome que esto iba mas allá que una “locura temporal” y que como se me ocurría pensar que el iba a ir a perder su tiempo para ver a su hijo haciendo el ridículo y que necesitaba un psicólogo y que yo era un inconsciente y que no pensaba en mi futuro, que mi inmadurez superaba todo límite etc., palabras de un viejo frustrado. Pero al imaginarme todo esto me arme de valor y le dije a mi amada de que estaba completamente listo y que en tres días mas perfectamente me atrevía a dar dicho concierto. Se asombró de la magnitud de mis palabras, no lo podía creer, hace un par de días atrás le decía que era imposible esa presentación pero ahora con voz fuerte y segura le decía que estaba listo para todo. Fijamos la fecha entonces para el día sábado 13 de julio. Todo estaba dicho. Solo quedaban 72 horas y fracción para el día más importante de mi vida. El reloj marcaba las 23: 50 de la noche y decidimos irnos cada uno a su hogar. Obviamente yo voy a dejarla hasta la puerta de su casa y luego me despido de ella con un agrio beso. Llego a mi hogar y todas las luces están apagadas. Subo la escalera, me tomo un remedio y me acuesto, pero me quedo pensando cerca de media hora sobre ese gran día que se viene. Me imagino la ovación de la gente, con pañuelos blancos moviéndose alzados hacia el cielo, pero no me doy cuenta hasta que caigo en un sueño profundo. 

Es día jueves, 7:14 a.m., me levanto de mi cama, camino un poco, miro a mí alrededor, tengo un mal presentimiento y decido no ir a clases. De regreso a la cama. Tomo un poco de agua y dejo el vaso en su mismo sitio de origen, mi velador. Leo un poco, pienso mucho. Beethoven resuena en mis oídos, siento que mi ser interior me quiere decir alguna cosa importante, algo malo va a suceder. Se me viene a la mente mi colegio, mi sala de clases, mi pupitre, mi silla y todo lo que me rodea. Mi corazón se acelera de a poco pero a una velocidad constante. No puedo quedarme tranquilo. Luego de 7 minutos siento que el suelo empieza moverse, las rosas de mi escritorio se caen. Mis instrumentos al remecerse con el suelo, todos al mismo tiempo originan una distorsionada melodía. Luego de medio segundo ya no es solo el suelo que se mueve, sino que toda mi casa, todas mis cosas están en el suelo. Se me vuelve a mi cabeza la imagen de mi profesora de historia. Intento correr al colegio pero no puedo mantenerme en pie. Cuando al fin llego mi lugar de estudios el temblor ya había parado. Llego a mi sala, esta todo desmoronado, lo que me rodea es un desastre. Busco a mi amada, pregunto por ella desesperado. Me voy resignando a la idea de no tener ni un dato de su paradero cuando escucho una conversación que decía que a la profesora de historia le había caído una parte de la muralla de mi sala en la pierna y otra en la espalda, y que se la llevaron en el auto del director a la clínica francesa de urgencia. Sentí como si me apuñalaran el corazón. No emito ni un gesto, ni una palabra, nada. Me voy caminando hacia mi casa con lágrimas en mi rostro. Llego a mi pieza, me desvisto, me ducho y parto en busca de la clínica. No me demoro mucho ya que varios de mis familiares se han quedado allí cuando han tenido que ser operados o cuando están muy enfermos, incluso yo nací en dicho lugar. Entro rápidamente para buscar en que sala se encontraba. Le pregunto a la secretaria por una tal Florencia Retamales, y me dicen que esta en la sala 714, pero que no se recibían visitas. Traté de entrar a escondidas y lo logré. Me encontré frente a la sala 714 del 2º piso. Entro despacio y lo primero que veo es su rostro mutilado y lleno de heridas. Me paro frente a ella y me sonríe. Le digo que tiene que estar tranquila, que Dios sabe porque hace las cosas, y que su voluntad aunque muchas veces no la entendemos, es perfecta. En ese momento sus ojos brillaron, me imagino que de alegría al escucharme. Me despido de ella y le digo que mañana iba a volver. De mis ojos no dejan de caer lágrimas. Otra vez en casa. Me dejo caer en mi cama y me duermo rápidamente. 

Día viernes, me levanto muy temprano y por primera vez en mucho tiempo me preparo un desayuno. Después tomo un colectivo para ir a la clínica. Entro rápidamente en busca de la sala 714. Extrañamente no hay nadie en los pasillos, lo que facilita mi tarea. Llego a la sala y a los pies de su cama hay dos doctores. Me preguntan que cercanía tengo con ella y yo me hago pasar por su sobrino. Salimos de la pieza y me dicen que ella no tiene ninguna posibilidad de vivir, y que siendo optimistas, podría mantenerse con vida hasta 2 días como. Tranquilamente me despido de ellos, les digo hasta luego y mi mente queda en blanco. Vuelvo a la pieza 714 y me siento en el suelo. ¿Cómo decirle en este momento tan difícil que la amaba con todo mí ser? No podía. Me quedo durante varias horas viéndola como duerme. No me hacía la idea de que la persona que mas amaba en el mundo se fuera a morir, no lo podía entender. Me quede durante varias horas observándola dormir, sin poder hilar un pensamiento. El auxiliar de la clínica me despierta y dice que ya es hora de que me valla. No me di cuenta como me quede dormido. Ya eran las 23:50. Me voy a paso lento de la clínica. Al llegar a casa me encuentro con mis padres, como de costumbre peleando. Veo a mi madre en el suelo con una mano sobre su rostro ensangrentado y mi padre enfurecido. No le doy mucha importancia. Luego me encuentro de frente con el desgraciado de mi hermano, cruzamos miradas pero ninguna palabra sale de nuestras bocas. Él, como había dejado la puerta de su pieza entreabierta, me decidí a asomarme muy silenciosamente y vi en su cama libros que contenían materiales de actuación, de escenografías y de teatro. Me di cuenta de inmediato que el nunca quiso estudiar periodismo, que su vocación y pasión siempre fue la actuación, que pena. Al final termino siendo un desgraciado y un cobarde igual que yo. 

Por la puerta dejan una carta que llevaba mi nombre y decía que mañana me esperaban para la presentación de la sonata n° 14 de Beethoven. Mas abajo salía la firma de mi profesora de historia, entonces supe que esto lo había preparado con mucha anticipación, y me propuse a no defraudarla e ir a la presentación que se realizaría en el teatro de concepción. Luego de leer esto me armé de valor y les dije a mis padres de que si querían ir a verme al teatro concepción, pero no dijeron nada. Me fui a mi pieza con la mentalidad de hacer lo mejor ese día sábado, en honor a mi amada, ya que al hacer esto, ella estaría completamente feliz. 

Llegó el ansiado y odiado día sábado 13 de julio. Sabía que sería el último día que podría estar con mi profesora, pero también sabía que era la oportunidad de mi vida de demostrarle al mundo entero mi pasión por la música. Voy con mucha nostalgia a la clínica francesa, esa clínica que me vio nacer y que ahora va a ver morir a mi amada. Entro a la pieza de ella y me dice que se esta muriendo, pero que igual debo tocar en esa presentación. Le prometí que así sería y le digo llorando, que mi corazón no puede entender porque debía pasar por todo esto, a lo que ella me responde diciendo que la voluntad de Dios es perfecta, aunque uno no la pueda entender. Luego surge algo que me inquieta a declarar mi amor por ella, pero tengo miedo de que el último momento de su vida se vea empañado por esa situación y que se decepcione de mí. Mientras me cuestiono esto, me dice que su hija se encuentra con su abuela en Puerto Montt, y que como no tiene más familiares en chile, yo soy la única persona con la cual compartirá sus últimos momentos de vida. Entonces no pensé mas en quedarme callado y que ella se muriera sin saber lo que yo sentía. La tome suavemente de las manos, la miré fijamente a los ojos y le dije que era la persona que mas amaba en este mundo, era la mujer más bella que podía pisar este planeta y que estaba completamente enamorado de ella. No la deje decir una sola palabra, la tome delicadamente de la cara y le di el beso mas apasionado y desesperado que pude haber dado en toda mi vida. Ella sonrió, no dijo nada, nos miramos por 7 segundos y de a poco se fue apagando la luz de sus ojos. Murió exactamente a las 19:14. Me quede aferrado a su piel llorando durante 2 horas. Luego me llaman y me dicen que el concierto de las 22:00 de este día sábado se iba a cambiar para el domingo a las 23:00, yo digo que no es el momento para hablar, pero que lo tendré en cuenta. Con un sentimiento de extremo dolor llego a mi casa y lo único que quiero es dormir para olvidarme de todo y para que mañana pueda concentrarme y cumplirle la promesa a mi fallecida profesora, ejecutar la obra.

Sale el sol. Día 14 de julio, y con la imagen latente de mi amada mujer me propongo a ensayar por última vez la preciosa obra. En la tarde no hubo velatorio, sino que la enterraron de inmediato pues ella lo pidió así, las razones las ignoro. Entonces asistí a su funeral a eso de las 20:00, le deje una carta con una rosa en su féretro y me fui del cementerio. Triste tarde lluviosa. Me preparo tranquilamente para dar aquel concierto. Me ducho, me visto completamente de negro, me lustro los zapatos y me peino. Me dieron las 22:40. No puedo dejar de pensar en mi profesora, llevo un dolor inexplicable en el corazón, y solo me anima la idea de cumplir a la promesa estipulada. Extrañamente recibo una carta de la misma procedencia que la anterior, diciéndome de que el concierto no se podrá efectuar, y que el teatro concepción será demolido en 2 días más, a petición de mi padre. Termino de leer, levanto la vista y veo la risa irónica de mi estúpido viejo, y me dice que la vida no se vive de pasiones, sino que de dinero, y se va. Todo mi mundo se viene abajo, siento que soy nada y no hay escapatoria. No tengo a nadie, ni a mi profesora, ni amigos, ni familia. No puedo ejercer mi pasión por la música y no pude cumplir la promesa que le hice a mi amada. Veo una silla en mi cuarto. Voy y corro por toda la casa en busca de una soga, hasta que al fin la encuentro. Cierro la puerta y me desnudo. Ahora solo una cosa me queda por hacer. Son las 23:59.