abril 18, 2011

nuestro tuyo

(A mi amiga)


 Te veo parado en la esquina un tanto indiferente, pero a pesar de todo aún siento ese escalofrío de nuestro primer encuentro. Una mirada profunda y tus labios ya comenzaban a humedecer poco a poco los míos en un juego sublime que no quería terminar. Solo bastó un segundo y toda mi vida se resolvía en ti.

Cuando el sol caía y dejaban verse las estrellas mi pensamiento se fijaba en nosotros y no importaba lo que sucediera a mí alrededor.
Fueron tantos los momentos vividos que no existe un libro que aguante tanto amor. Era un lenguaje que nos hacía únicos, conversaciones infinitas sin saber de que hablábamos, caricias delicadas que me estremecían en las noches, tu mano rozando mi piel mientras mis muslos se perdían en tus piernas, tu respiración ardiendo en mi cintura, tu sudor abrigándome por completo, la unión de dos cuerpos donde el espacio y tiempo se reducían en un colchón y el tic tac incesante del reloj que en el silencio se combinaban al igual que nuestras almas. Lo único que deseaba era amarte y ser tuya para siempre.
Ahora, con dolor, te sigo observando y parece que todo pasa más rápido que antes. Mi mente vuela buscando alguna respuesta a nuestro final, pero no quiero darme cuenta que yo fui la que no se atrevió a dar el siguiente paso.
Se que pedir “perdón” no cambiará nada, pero quiero que donde quiera que estés  sepas que nuestro amor nunca tendrá un final pues tu aroma sigue conmigo y mis ojos aun brillan por ti.



No hay comentarios:

Publicar un comentario